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LA MASA

LA MASA

            La rebelión de las masas. ¿Qué se hizo de las masas? Masas que amasan en masa  ideas sobre la masa. ¡Para! Pero, ¿qué es la masa? Para la Marvel es un ser gigantesco y verde. Para un físico, la magnitud que expresa la cantidad de materia que contiene un cuerpo. Una de las primeras personas en hablar de masa como un fenómeno sociológico fue el filósofo Ortega y Gasset, cuya definición se ajusta bastante a lo que entendemos por masa hoy en día.

            Este autor diferencia ente masa y élite. Nada tiene que ver esta separación con un concepto clasista. Los obreros son en muchos casos élite. La elite es un conjunto de personas que logra separase del resto par aportar algo original. La masa, sin embargo, se deja guiar por los demás, es decir, se aliena en función de lo comúnmente aceptado por la sociedad.

            El sentimiento de masa se hace patente cuando nos sentimos integrados dentro de un colectivo con miembros de características comunes. El hombre moderno, desprovisto de la seguridad que antaño encontraba en la religión, debe buscar nuevas deidades y comunidades en las que integrarse para ser partícipe de un sentimiento colectivo que le proteja de la gran sensación de vulnerabilidad que entraña el encontrarse sólo en este mundo. Por ejemplo, cuando acudimos a un estadio de fútbol, son las acciones de los demás las que condicionan nuestro comportamiento. Si uno hace la ola, todos la haremos. En un nivel más amplio, esta alienación social puede entenderse como una de las consecuencias de la globalización. Somos masa cuando un mismo producto es consumido a nivel mundial por efecto de la publicidad, la difusión mediática, etc. No es difícil percatarnos de que el efecto de las masas puede ser muy rentable para las multinacionales.

            Y es que, si lo que dice Nietzsche acerca de la moral del esclavo es cierto, ahora tendríamos que preguntarnos qué es aquello en lo que la mayoría de hombres se refugia. Anteriormente, la moral del rebaño se refugiaba en una religiosidad extrema, pero ahora que esa religiosidad, esa fe ciega se ha atenuado, cabria pensar que por fin el hombre se ha liberado de un pesado yugo. Ahora bien, nos damos cuenta de que la homogeneización de los gustos, ocios e incluso pensamientos se revelan como un peligroso nuevo enemigo. Es decir, el culto a Dios puede haber sido sustituido por el culto de masas a divas y divos del pop, del rock, por las películas de Hollywood, por los best sellers, etc.

           

Una vez más, los medios de comunicación se convierten en un arma de doble filo. Podemos considerar que el hecho de que todo el mundo reciba la misma información lleva a la alienación de una parte de la sociedad generando una masa. En relación a estos soportes comunicativos podemos debatir es hasta qué punto somos dueños de nuestro propio pensamiento. Uno de los  efectos de la globalización ya mencionada, es la progresiva homogeneización, no sólo de los gustos, sino también de los pensamientos. Esta homogeneización da vía libre a las grandes multinacionales a llevar a cabo un procedimiento conductista, ya comenzado, que les garantice la completa fidelidad de sus consumidores. Este condicionamiento pavloviano nos podría llevar a una sociedad muy parecida a aquella que retrataba Aldous Huxley en su “Mundo feliz”.

No obstante, también podemos pensar que a través de la amplia oferta informativa el individuo es capaz de formarse una opinión verdaderamente personal. El caso de Internet merece una especial atención, ya que se da la paradoja, de que incluso cuando nuestra intención es sentirnos únicos, formamos parte de una masa. Cuando creamos un blog tratamos de sentirnos protagonistas, afianzar nuestro sentimiento individual y obtener reconocimiento. Pero, aún así, nos vemos condicionados a una serie de formatos preestablecidos. En páginas relativas al fenómeno “fan” el sentimiento de masa es más acentuado.  Es el mismo ejemplo que los partidos de fútbol, conciertos, manifestaciones, etc.  

            ¿Hasta qué punto creemos que somos individuales y hasta cuál lo somos realmente? La situación es similar a la que sufría el personaje de Calderón de la Barca, Segismundo, en la obra “La vida es sueño”. Este preso era cada noche raptado de su celda por el rey, el cual le hacía a la mañana siguiente vivir en la fantasía de que el propio Segismundo era el rey. Es posible que en muchas ocasiones nosotros seamos víctimas de una ilusión, de una falsa sensación de individualismo cuando, sin embargo, seguimos siendo parte de la masa. Es muy probable que el fenómeno de Internet ayude a potenciar un pensamiento propio y no guiado al poder compartir nuestra posición crítica frente a la realidad. Pero hasta que punto quedan sujetos nuestras opiniones a las reglas impuestas por el soporte virtual. “Libertad conducida”, ambigua mezcla. En muchos casos deberíamos preguntarnos qué “reyes” son los interesados en generar esta falsa sensación de individualismo.

            Y cómo saber cuando somos masa y cuando élite, es ciertamente complicado. Ortega defendía que el conocimiento de la masa es el del especialista. El especialista es la persona que sabe mucho acerca de un único tema, no relaciona conceptos, no ramifica su conocimiento simplemente se centra en un determinado estudio. Este especialista sin embargo se cree con derecho a opinar sobre cualquier asunto, aunque lo desconozca por completo. Por ejemplo; ser experto en ballenas, únicamente en ballenas, sin ninguna relación con otro conocimiento, no te da autoridad para hablar sobre el aborto. La élite sin embargo sabe nutrirse de cada conocimiento, es capaz de entrelazar redes infinitas de conceptos. Esta élite no sólo tiene potestad para intervenir en muchos asuntos sino que además podrá aportar una visión nueva y original sobre los mismos.

            Ortega jamás supo de Internet, pero consideramos que su ejemplo es extrapolable. Seríamos masa en Internet cuando nos dedicamos a investigar acerca de un único motivo, como sucede en las páginas del fenómeno fan, o cuando damos nuestra opinión sin reflexionar sobre la misma y sin aportar nada original. Hacer esto nos lleva a tener la sensación de que estamos trabajando como individuo, pero sin embargo seguimos siendo una masa alienada que vive en una nueva realidad plástica; la de la “Libertad conducida”

            No obstante, si Internet se convierte en un medio más de nuestro conocimiento y no nos cerramos a un sólo tipo de página, sino que mantenemos en todo momento una posición crítica respecto del propio Internet sin duda la élite encontraría en Internet un foro incomparable. Probablemente nada sea blanco o negro, todos en algún momento somos capaces de separarnos de la corriente preestablecida y otras veces nos dejamos llevar por el sueño de Segismundo. Todos podemos ser masa o sino… ¿el Dr. Banner?          

 

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