No está tan mal irse a vivir fuera...
La elección de marcharse del hogar para irse a estudiar a otra ciudad puede ser complicada, incluso dolorosa, pero bajo ningún concepto aburrida.
Está claro que cada cual tiene que hacerse su comida, limpiar la casa, y hacer otras tareas que seguramente en su anterior refugio con mamá y papá no acostumbraba a desarrollar. Ahora uno es responsable de todo lo que le concierne y tiene que aprender a sacarse las castañas del fuego.
Sin embargo, cuando te mudas a un piso, y aún eres joven, es increíble cómo los vecinos velan por que te sientas a gusto. Todos tenemos a las típicas ancianas y al chico guapo de enfrente como vecinos (y quien no los tenga, ya los está buscando xD). Éstos serán los encargados de hacerte sentir a gusto en cualquier momento. Las primeras, verán el alfeizar de tu ventana un poco triste al lado del suyo repleto de flores y colorido, y no durarán en llamar a tu puerta a preguntarse si quieres un par de geráneos, que a ellas les sobran, hacerte acceder hasta la cocina de su casa y obsequiarte con un trozo de planta verde que no estás segura de dónde pondrás. Te quedarás con cara de agradecimiento,( porque no es para menos, que la mujer tenía buena intención) y volverás a tu casa sin saber muy bien dónde dejar la planta en tu “acogedor” hogar . Acto seguido, cuando hayas vuelto a sentarte delante del ordenador, o estés de nuevo sumergido en la actividad que estuvieses haciendo, llamarán de nuevo a tu puerta. Esta vez será el vecino de arriba (no el tío bueno, ese viene después), que ha perdido su toalla durante la ardua tarea de tender la ropa, y se la ha dejado caer encima de tus cuerdas de colgar. Muy apañado él, logrará con un bastón recuperar su toalla.¡Prueba superada! Acto seguido, y después de recibir mil “gracias”, volverás a tu querido escritorio. Y claro, ¿qué sucede? Que el vecino guapo sabe que estás sola en casa y piensa “¡Pobre muchacha!¡No permitiré que se aburra! Le ofreceré espectáculo...” Y claro, a una se le ocurre mirar por la ventana y...¡tachán! ¿qué ve? Nada más y nada menos que al vecino tal y como su madre le trajo al mundo xD Sin un pedacito de tela encima ...En este momento se plantean dos opciones:
1ª dejar de mirar por la ventana para no sentirse como James Stewart en “la ventana indiscreta” o
2ª dejar de mirar para que el vecino no vea que le observas con la boca abierta...
Lo normal es lo segun...quiero decir, lo primero. ^^ Y claro, se crea tensión en el ambiente...¿miras o no miras? Chun chun chun chun....Los ojos se te van, pero te contienes, básicamente por pudor. Después es cuando el vecino ve que estás ahí, y que posiblemente le hayas visto (al fin y al cabo, ¿no es lo que él quería?), decide irse de esa habitación, y en los próximos dos o tres días esa persiana permanecerá bajada ...¡pero no desesperes! ¡Después volverá a estar abierta a todo el público!
Pues nada, esto es todo por hoy.Pensaba añadir aspectos sobre las personas que te puedes encontrar en este nuevo lugar,pero eso lo dejo para otro día, que no quiero aburrir demasiado al personal.
Nota para el lector: no estoy salida...
Cocô
3 comentarios
Anónimo -
un besito tkm
Hector -
unai -